CRONICAS

LA PELOTA

Me fui al estadio asignado por el medio al cual trabajo, buscando esas historias que están en las periferias de la avalancha comunicacional del país, su deporte, política, farándula y su lastimada economía.




 El estadio universitario es ese espacio donde el venezolano acude para animar al equipo que siguen, pero a su vez para escabullirse de la realidad que los golpea, una vez atravesada las puertas todo lo demás no importa. 





 Vine a este templo de la idiosincrasia venezolana para documentar a Atilano Hidalgo, un personaje que desde hace trece años representa con su voz al equipo de los Tiburones de La Guaira, Atilano Time ha sido su firma, su insignia, al salir de la comodidad del estudio para levantar el animo de la fanaticada en los momentos difíciles para el equipo.



EHHH La Guaira... UH!!! Grita desaforadamente, aun con malestar en la garganta, mientras el estadio retumba luego de que un jugador guairense saca un jonrón y devuelve el equipo a la pelea. Allí reconocí que el beisból logra su cometido, aislar por un breve instante las penurias del pueblo a punta de cerveza, batazos y chicas contoneando sus cuerpos al ritmo del regueton.





Este deporte cautiva, hipnotiza, y abstrae a las personas sin importar a que se dediquen,  donde vivan y tendencia política, aquí todos son venezolanos, todos son fanáticos.





No se si por mi crianza o por mi espíritu rebelde, pero nunca asumí el "deporte nacional" como mío, no expresaré metafóricamente que para mí es el beisból, pero de algo puedo estar seguro. En las venas de Venezuela corre La Pelota, me guste o no.