CRONICAS

PRISA POR SANARE

¡Móntate que nos vamos! 7:30 de la noche del 27 de Diciembre. Con un par de bebidas energéticas, cámaras en mano y una experiencia por conocer nos lanzamos un viaje de 450Km desde Caracas hasta un pueblo dentro del estado Lara, Sanare.





Luego de un par de paradas, a las 12:30am nos adentramos en un pueblo que transpiraba alcohol, música y gente en las calles, algo están celebrando.



El pueblo esta repleto. No hay posadas, tampoco hoteles disponibles. Sin embargo por esas casualidades de la vida, el destino, o Dios como algunos lo llaman, aparece el señor Abdul quien muy amablemente, nos recibe en su casa con café caliente y un cocuy de penca que no le envidia nada a las mejores casas de ron o güisqui del mundo. 

Nos concede estacionar en su posada, no sin antes hablarnos del pueblo y de la razón por la que vinimos: Los Zaragozas de Sanare.


El estacionamiento fue el lugar que la providencia nos dio para descansar 75 minutos y luego de una siesta recuperadora dentro de nuestro vehículo, nos levantamos para lo que vinimos.




Cerca de la plaza del Zaragoza, en una casa verde, comienza la magia. Curiosos se sientan en la acera del frente y con el pasar de los minutos comienzan a escucharse cascabeles y  un sonido tristoburlesco, son los Zaragozas que llegan al altar, un cuadro que representa la matanza de Herodes luego del nacimiento de Jesús de Nazaret. María Valeria abre el portón y entre Zaragozas y curiosos (nosotros incluidos) nos adentramos en ese estrecho espacio.



El altar es rodeado por los disfrazados quienes se arrodillan frente a él para persignarse antes de iniciar el baile que es acompañado del tamunangue que imprimen los músicos. 

María Valeria es la capitana, ella protege el altar y las imágenes durante el año y es quien, invitando café a los penitentes, da el visto bueno para la festividad. Todos a la calle, y nosotros detrás de ellos.







Así llegamos a la Iglesia de San Isidro donde se prepara la primera eucaristía del día. 

En esos instantes solo una pequeña parte de los penitentes ingresa al templo mientras los otros comparten con aquellos que madrugaron y los que prefirieron seguir corridos desde la noche anterior.






¡gru gru gru… regálame algo! Dicen los mas jóvenes quienes aprovechan la llegada de foráneos para pedir alguna colaboración para pasar el día. 

Mientras el cielo se aclara, desayunamos, conversamos y nos preparamos para el ascenso. 

Una vez terminada la misa de inicio los zaragozas inician un recorrido donde comienzan a gritar, bailar, golpear y asustar a todo aquel que se encuentre en su camino hasta la iglesia principal del pueblo, a unas diez cuadras cuesta arriba. 

Eso es lo que la gente viene a disfrutar, familias, jóvenes y no tan jóvenes se apostan en las aceras de Sanare para vivir la experiencia.







Frente a la iglesia está el anfiteatro, donde las caravanas de Zaragozas bailan para los asistentes, aquí es mas informal el evento, algunos grupos se quitan las mascaras para refrescarse del calor, otros posan para fotografías con los visitantes y otros, quienes decidieron pasar la noche despiertos no rechazan la paz del templo para "echar un camarón".






Para el mediodía conocimos al cronista de Sanare, un personaje que no solo sabe del pueblo y su historia sino de muchas cosas mas “Es licor de mora, pero muchos suelen decirle vino!” nos dice mientras nos sirve un vaso para degustar de su producción. 

Mientras saboreamos este dulce Anselmo nos cuenta de Sanare, su tradición y por supuesto de los Zaragozas. 



Lamentablemente tenemos prisa, prisa por Sanare prisa por Caracas, porque en el periodismo  cada segundo cuenta y para la una de la tarde ya estábamos pasando por un símbolo de la decadencia humana, rumbo a Carakistan.